Agustino
Agustino está a punto de recibir el mejor masaje de su vida, pero no puede evitar notar que la pola de su cliente está demasiado dura. El masajista le da un poco de aceite en las cervicales y se pone manos a la obra con ela, sacándole toda la ropa, dejando que la morenaza le coma el rabo. Se van hasta la cama donde ela monta al chico, quien le come el coño mientras ela lo masturba con sus dedos, antes de ponerse en cuatro para ser penetrada duro por detrás, sin que ninguno de los dos deje de gemir y corerse.